
Me hubiera gustado hace veinte años poder haberle dicho a alguno de mis amigos peperos:
- ¿Qué tiene que hacer el PP para que dejes de votarle?.
Le habría propuesto entonces escribir lo que fuere y encerrarlo en una caja fuerte que abriríamos 20 años después.
Pero claro, por aquel entonces yo era demasiado joven como para tener la conciencia política medianamente formada, y darme cuenta de ciertas cosas. Aunque si que recuerdo las discusiones que un chica muy amiga de la familia tenía con mi abuela. Ya entonces aquella chica defendía que Alianza Popular era un partido abortista, y a mi abuela se la llevaban los demonios, aunque la quería mucho. La chica aquella era carlista (yo ni sabía lo que era eso) y a mi me parecía una exagerada. Lo que son las cosas......
Por aquel entonces se defendía la "unidad de la derecha". Se consiguió la unidad, que duda cabe. Y después de la unidad la "derecha" desapareció. Los llevaron al huerto, pero es duro reconocerlo.
Los derechistas con el tiempo desarrollaron aquella enfermedad definida por el autor teatral Ionesco llamada "rinoceritis".
Cedo la palabra a alguien que la describe muy bien:
Consiste en que el paciente, a fuerza de ver rinocerontes por la calle llega al convencimiento de que es natural que los rinocerontes caminen por la calle y arrasen con todo, tan natural que al final el paciente adquiere un cuerno de rinoceronte en la frente.
Más detalladamente:
Un día unos vecinos vieron un rinoceronte por la calle. Oh, qué raro, un rinoceronte por la calle, dijeron, y siguieron con sus quehaceres. Luego un rinoceronte aplastó un gato. Ay, qué pena, pobrecito el gato, y siguieron con sus quehaceres. Luego fueron dos rinocerontes los que aparecieron. Bueno, también tienen derecho los rinocerontes a pasear por las calles, que son de todo el mundo, basta con ponerse de lado para que note arrollen, y siguieron con sus quehaceres. Luego fueron tres los rinocerontes. Bueno, vayámonos a otra calle, no los provoquemos. Al final, poco a poco, a todos los vecinos les fue saliendo un cuerno de rinoceronte en la frente.
Me permito humildemente definir una nueva variante de esta enfermedad que he dado en llamar "Rinoceritis Derechoide Hispanica" consistente en que el cuerno en vez de crecer para afuera, crece para adentro. Esto lleva a una división radical del cerebro, tan radical que los dos hemisferios no tiene relación ninguna entre si y actúan como compartimentos absolutamente estancos. Como si pertenecieran a dos personas completamente distintas. Esto tiene un efecto colateral sumamente curioso: la coraza que envuelve el cuerpo del rinoceronte solamente crece en el lado izquierdo, no en el derecho.
Así resulta que la persona aquejada de "Rinoceritis Derechoide Hispanica" tiene una extraordinaria sensibilidad en el lado derecho (donde no hay coraza) y de esta forma por ese lado la persona es decididamente pro-vida, pro-familia, pro-Iglesia y pro-todo lo bueno. El lado izquierdo que, recordemos no tiene comunicación alguna con el derecho, es totalmente "rinocérico". La gran coraza le permite ser inmune a cuantas barbaridades se dan en el mundo y concretamente en época electoral se hace todavía más dura e impenetrable lo cual permite a la persona afectada de este mal conceder graciosamente su voto a formaciones que ofrecen propuestas radicalmente contrarias a todo lo que el lado derecho de su persona es sensible.
Hay que tener cuidado a la hora de diagnosticar el mal y exponer los síntomas al paciente en cuestión. Una exposición demasiado cruda de los hechos produce un brutal cortocircuito en el cortex al intentar un lado del cerebro interactuar con el otro, dando lugar a un bufido salvaje que suena algo así como: "¡Hay que echar a Zapatero!". Este bufido ayuda a liberar una sustancia neuronal conocida como "malminorina dopante" gracias a la cual los mecanismos de interactuación cerebral se relajan y el individuo vuelve al estado de bipolaridad semi-inconsciente anterior, restaurando la calma y tranquilidad previa.