
" Ars se había convertido en un verdadero hogar que irradiaba santidad por todas partes, Para sentir tan saludables influencias, muchas personas fervorosas se habían establecido o pasaban allí largas ternporadas: las señoritas Pignaut, Lacand, Berger, de Belvey; las hermanas Ricotier, Marta Miard; los señores Faure de la Bastie y Pedro Oriol, Hipolito Pagés (de Beaucaire), Juan Claudio Viret (de Consance, en el Jura), Sionnet (de Nantes), Sánchez Remón (oficial carlista desterrado de España). Muchos se habían retirado a aquella humilde aldea, con la esperanza de ser consolados por el santo Cura en sus últimos momentos; en efecto, si era dulce vivir en aquella parroquia privilegiada, mucho mas dulce había de ser morir en ella. "
(Tomado del libro "El cura de Ars" de Francis Trochu)