...no es el palacio de Buckingham, ni el Museo Británico, ni el Big Ben, ni todas esas cosas. Lo mejor de Londres es
Brompton Oratory.
Servidor ha estado brujuleando recientemente por los dominios de su Graciosa Majestad y sus no menos graciosos súbditos. Un par de días nada más, por razones laborales.
Mi intención primera y clara era la de asistir a Misa de seis de la tarde en Brompton Oratory. La peculiaridad de esta Misa es que es en latín (Novus Ordo). Además por Brompton todavía (¡todavía!) no han pasado las excavadoras del espíritu del concilio y por tanto el altar (pedazo de altar) sigue en su sitio, y el raíl de la Comunión también. Ultimamente han añadido un
altar lateral dedicado al Beato Cardenal Newman, que era oratoriano por cierto, y que han puesto detrás de una magnífica estatua de San Pedro (simbolismo a tope el de estos ingleses).
El primer día llegué casi al humo de las velas (enormes velas) pero todavía pude comulgar. Y el segundo no llegué a Misa, pero si a la Exposición del Santísimo (sobrecogedora Exposición, por cierto, en ese pedazo de altar con esas enormes velas y la custodia arriba del todo con un telón púrpura detrás). La iglesia bastante llenita, con gente de toda condición. Se veían bastantes señoras con sus mantillas, sobre todo africanas y asiáticas. Un silencio
sepulcral celestial y todo el mundo con un cuidado tremendo por no romperlo. Todavía se estila por aquellas tierras la doble genuflexión cuando está el Santísimo expuesto. Costumbre que al parecer se ha ido relegando hasta en los más catoliquísimos colegios de Expaña.
Todo como muy carca y tal y cual. Pero lo cierto es que allí se palpaba oración intensa, uno se sentía acogido, arropado y confortado por la más variopinta comunidad, y a la vez se respiraba en el más absoluto silencio un sentido fuerte de identidad católica.
Una de esas ocasiones, en fin, en las que uno entiende las palabras de San Pedro: "Hagamos tres tiendas...".
Cuando Juan Carlos de Borbón fue por primera vez a visitar a su prima Elizabeth yo era un niño, pero recuerdo que mi abuela (monárquica juanista) me contó encantada las palabras de un periodista: "Juan Carlos ha tenido que ir a Inglaterra para sentirse auténticamente como un rey". Lo decía por todo el
pomp and circumstance del que fue rodeado.Al final somos hombres, no ángeles y necesitamos de las cosas que nos entran por los sentidos.
PD. Me pone D. Terzio en los comentarios
este enlace donde se pueden encontrar una buena ristra de fotos con las que apreciar lo que digo arriba. Gracias D. Terzio.